Fue en 1990 cuando los ordenadores portátiles definieron un gran avance tecnológico al poderse conectar a redes de área local de forma inalámbrica desde distintos puntos físicos. Marcaron, así, el inicio de la computación móvil, la llamada MobiComp. Más tarde aparecería la computación de mano, nombrada en aquellos años como Handheld Computing. Ésta estableció una disminución de tamaño de los dispositivos informáticos y posteriormente daría paso, por ejemplo, a los teléfonos móviles inteligentes que hoy conocemos, los llamados smartphones. Ya en 1993 Weiser, uno de los inventores del Handheld Computing desde el parque Xerox, publicaba el artículo "The World is not a Desktop" en el que auguraba un futuro de herramientas invisibles que permitirían a los cuerpos estar conectados desde diferentes dispositivos a lo largo del día. La visión de Weiser se vio cumplida y en el mundo de hoy podemos observar la multiplicidad de tareas que realizamos con el dispositivo móvil, en muchos casos solapadas entre sí en tiempos convergentes. Observamos el uso continuo del dispositivo móvil como metamedio, un medio que contiene a todos los medios, así como la naturalización del uso de éste en cualquier contexto social y privado. Estos hechos hacen del smartphone una extensión de nuestros cuerpos: podríamos decir que estas características que conlleva el uso ininterrumpido de nuestros dispositivos móviles, la hiperconnectividad en paralelo con múltiples aparatos, desbancan la idea de "usuario" e incluso la de "visitante" de un sitio web, en tanto que la navegación se produce de forma constante como una extensión más de la propia vida. La navegación no solamente comporta la visita a los sitios webs tradicionales sino que comprende plataformas, aplicaciones, y corrientes de datos a través de varios dispositivos, algunas veces conectados entre sí, y prácticamente durante el tiempo total de nuestras vidas activas actuales: así, podríamos afirmar que a día de hoy ya no somos usuarios, sino que habitamos las redes de internet como cyborgs del espacio físico-digital.

Desde esta perspectiva cyborgdiana en que el smartphone se convierte en weareable indisoluble del individuo, el dispositivo móvil podría parecernos una herramienta empoderadora en tanto que nos permite cumplir con funciones avanzadas de conectividad y tecnología con las que aumentar nuestras capacidades humanas, pudiendo desarrollar tareas sociales y laborales en cualquier momento y lugar de forma fácil y relativamente económica. No obstante, esta macro-conectividad que implica el uso de un dispositivo móvil es también una potencial arma de control y monitoreo constante que a día de hoy sabemos que reporta grandes sumas de dinero mediante la venta de datos, además de otras coyunturas de vulneración de los derechos de privacidad de las personas.

Siguiendo la estela del pensamiento de Benjamin y en sintonía con Haraway en su Manifiesto Cyborg, el medio transforma, subvierte y añade contenido a lo que transporta. Tal sentencia es hoy patente en los smartphones: su tecnología ha sido concebida con unas jerarquías concretas y unas funcionalidades que marcan un sentido, un modo de hacer; y por lo tanto, siendo éste el dispositivo más usado en nuestra vida diaria, este uso desemboca, también y paulatinamente, en un modo de ser. Somos, como sociedad, un producto creado en Sillicon Valley?

"El cuerpo móvil" recorge propuestas artísticas de Mario Santamaria, Critical Interface Politics Research Group y Sharle Lab, César Escudero Andaluz, Azahara Cerezo, Irma Marco, Victoria Ascaso, Clara Boj y Diego Díaz, Inma Femenía, Joana Moll, Sofía Caesar y Jorge Isla, obras que dialogan con el dispositivo estableciendo puntos de fuga en su uso además de abrirnos la posibilidad de establecer pensamientos críticos hacia la cultura de la tecnoesfera actual ligada a los smartphones y a la hiperconectividad.

Si como para Deleuze cada dispositivo contiene la posibilidad de ser subvertido a través de colocarnos en sus propias líneas de fuerza, fuga y fractura entrando en su propio sistema, el arte móvil es una herramienta clave para el manejo futuro de las tecnologías que integran nuestras vidas.





EL CUERPO VIGILADO
EL CUERPO HIPERCONECTADO
EL CUERPO CREATIVO
EL CUERPO MATERIAL
TEXTO CURATORIAL 
EL CUERPO MÓVIL: SALAS 
La Geolocalización y la hiperconectividad: el dispositivo móvil está constantemente enlazado con satélites y redes wifi que pueden trackear los movimientos del mismo a tiempo real; el dispositivo está constantemente conectado. La conectividad constante y la posibilidad de localización constante del individuo como norma deja atrás la gestión libre del tiempo.
La Comunicación: El funcionamiento de herramientas de comunicación online de hoy en día puede servirnos para desvelar la semiótica del poder y establecerse, a la vez, como entes de estudio de las formas comunicativas actuales: permanentemente conectadas, permanentemente vulnerables.
Herramientas creativas de expresión: un móvil estándar permite capturar y compartir sonido, imagen en vídeo y foto, texto, y otras herramientas que son en sí dispositivos usados en el medio artístico y, por lo tanto, que pueden ser usados para fines artísticos.
El uso de smartphone implica la aceptación de una serie de sistemas que con él están implícitos: desde la jerarquización del uso del propio dispositivo, como la conformidad con un diseño pensado desde términos mercantiles, la confirmación de una relación comercial con una gran potencia productora de telefonía móvil -normalmente a cualquier coste social-, hasta el desmantelamiento de los recursos de la Tierra.
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"Use forces - do not fight them"
Buckminster Füller
En relación a la tecnología de los teléfonos móviles inteligentes, nos situamos en un escenario similar al que Villalonga auguraba en Andrea Víctrix: asumiendo dicha porción concreta del crecimiento tecnológico actual como un tren sin parada aparente. No obstante, ante tal determinismo quedaríamos diluidas en la imposibilidad de cambio y lo que en este proyecto proponemos es justamente lo contrario: sacar a relucir las alternativas de uso ante los dispositivos imperantes del momento.
En este sentido, apoyamos visiones que afirman la posibilidad factible de que un grupo social concreto tenga el poder de intervenir en el desarrollo tecnológico gracias a su intervención en los usos de los dispositivos, que puede hacer cambiar significativamente el diseño final de algún aparato tecnológico.
¿Es posible, hoy en día, usar el teléfono móvil inteligente sin que su uso sea, de algún modo, alienante?
Tal como Rancière argumenta al inicio del libro "El Reparto de lo Sensible" , "Las prácticas artísticas son "maneras de hacer" en la distribución general de las maneras de hacer y en sus relaciones con maneras de ser y formas de visibilidad". Éstas, pues, crean contextos culturales concretos. En cuanto a los teléfonos móviles inteligentes, podríamos decir, que el arte podría abrir nuevos cajones en la cultura digital del momento para proponer nuevas relaciones con el dispositivo.
Desde una mirada política alineada con la crítica marxista de los medios que recogen pensadores como Walter Benjamin , los medios han servido a multitud de artistas como arma para el cambio y la resistencia contra un sistema imperante.
Podemos ampararnos en la propuesta de Giorgio Agamben para quien el dispositivo está siempre inscrito en una relación de poder y, entonces, la subversión del medio pasaría por profanarlo, tal como escribe: "La profanación implica [...] una neutralización de aquello que profana. Una vez profanado, lo que era indisponible y separado pierde su aura y es restituido al uso. Ambas son operaciones políticas: pero la primera tiene que ver con el ejercicio del poder, garantizándolo mediante la referencia a un modelo sagrado; la segunda, desactiva los dispositivos del poder y restituye al uso común los espacios que el poder había confiscado".
AGAMBEN, Giorgio. Profanaciones. Buenos Aires: Adriana Hidalgo. 2005. pag.102
"Ya que profanar no significa simplemente abolir y eliminar las separaciones, sino aprender a hacer de ellas un nuevo uso, a jugar con ellas. [...] La sociedad sin clases no es una sociedad que ha abolido y perdido toda memoria de las diferencias de clase, sino una sociedad que ha sabido desactivar los dispositivos para hacer posible un nuevo uso, para transformarlos en medios puros"
AGAMBEN, Giorgio. Profanaciones. Buenos Aires: Adriana Hidalgo. 2005. pag 113
Para Gilles Deleuze cada dispositivo contiene la posibilidad de ser subvertido a través de colocarnos en sus propias líneas de fuerza, fuga y fractura entrando en su propio sistema. Propone "instalarnos" en las propias líneas del dispositivo como lugares desde los que activar una posible variación; especialmente en las que define como "líneas de subjetivación", las cuales devienen auténticas líneas de fuga que son capaces de escapar a todas las líneas anteriores. Por ello, en esta posibilidad de escape encontramos la virtud del dispositivo de ser usado para la creación, y separarnos, cada vez más, del uso para el que el dispositivo fue previamente concedido; Deleuze diría "llegar a la ruptura del antiguo dispositivo".
DELEUZE, Gilles. ¿Qué es un dispositivo?, Michel Foucault Filósofo, Barcelona: Gedisa. 1990. pag 155-159
Un dispositivo subversivo puede ser todo aquel objeto que permita nuestra emancipación como personas libres. Por lo tanto, estos objetos de lucha van a constituir herramientas con las que lograr ganar espacios propios, lograr ampliar nuestro rango de posibles acciones, y por lo tanto, posibles logros vitales. En definitiva, el dispositivo subversivo permitiría llegar a una plenitud del sujeto a través de su empoderamiento. Tal empoderamiento vendría propiciado por la posibilidad de movimiento, y dicha posibilidad de movimiento se resume a la posibilidad de elección.
ACTIVIDADES PARALELAS 

***propuesta de proximidad
***artistas jóvenes
***obras ligadas al entorno
***ecosistema Hangar.org
***vocación itinerante 
CONCLUSIONES:

El teléfono móvil inteligente es, como hemos observado, un dispositivo total con el que activar usos artísticos de todo tipo a través de sus múltiples medios integrados y a través de sus materiales como símbolo. Por ello, encontramos que es una herramienta accesible e idónea para la democratización del arte y la cultura a escala global.

La ética hacker y el sub-sistema cultural artístico son claves para difundir las técnicas, formas y alternativas en el uso de Internet, sus infraestructuras y los dispositivos que nos llevan a ellas para forzar, de forma tan imparable como la evolución tecnológica, el contrapeso a las "instituciones, procesos de subjetivación y las reglas que se concretan en las relaciones de poder"